Escuchar hablar sobre la restauración de ecosistemas es poco frecuente, sobre todo en ámbitos productivos.
Sin embargo, un proyecto de la UBA, el INTA, de productores forestales y ganaderos, y de otras organizaciones ya incorporó más de 600 plantas de 22 especies nativas diferentes en casi 5 hectáreas del Delta del Paraná.
Además, el equipo analiza la biodiversidad en las áreas restauradas y en los distintos ambientes productivos de la zona. Quieren integrar la conservación en paisajes forestales, aprovechar sus beneficios y convertirse en un modelo de colaboración entre diferentes sectores.
Esta noticia, publicada en el sitio Sobre la Tierra de la Fauba, no deja de ser un hecho histórico. El Delta del río Paraná es una región única. Sus islas son lugar de descanso para miles de personas.
Al mismo tiempo, entre sus arroyos, también se pueden encontrar producciones forestales muy extensas —sobre todo, de sauces y álamos—, ganadería y una gran diversidad biológica, como ciervos, carpinchos, aves e insectos.
LA RESTAURACIÓN DEL DELTA
En las últimas décadas, cada vez más investigaciones buscan incorporar en las producciones los múltiples beneficios de la biodiversidad.
Sin embargo, los ecosistemas nativos que la sostienen se achican y se fragmentan año a año. Por eso, una iniciativa interinstitucional busca restaurar el monte blanco, un bosque nativo ribereño del Delta, y sacarle provecho a sus servicios ecosistémicos.
“La idea del proyecto es avanzar hacia modelos de gestión forestal más sostenibles, resilientes y compatibles con la conservación de la diversidad biológica”, afirmó Esteban Borodowski, docente de Dasonomía en la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA).
Como parte del trabajo interinstitucional, instalaron 7 módulos de restauración de 60 m² en campos forestales, ganaderos y silvopastoriles y plantaron más de 400 individuos de 22 especies nativas diferentes de árboles, arbustos, lianas y pastos. Además, en otras 4,5 ha plantaron más de 200 árboles nativos.
“Queremos evaluar su crecimiento y supervivencia. Nuestros resultados provisorios muestran que el tarumá, el ceibo, la anacahuita y el canelón verde funcionan muy bien y al timbó, al palo amarillo y al ceibillo les está costando más”, contó el especialista, también coordinador del Grupo de Estudio y Trabajo en Gestión Forestal Sostenible de la FAUBA.
Además, registraron las especies que colonizan de forma espontánea los sectores restaurados. “Las primeras en aparecer suelen ser herbáceas nativas. Por eso, es clave plantar arbóreas. Estos datos son importantes para ajustar las estrategias de restauración y mejorar su efectividad a futuro”, señaló.
MAS MONTE BLANCO PARA EL DELTA
Borodowski profundizó en los numerosos aportes del monte blanco. “Es hábitat de animales que contribuyen a los sistemas forestales y ganaderos del Delta. Algunos polinizan cultivos y aumentan rindes, y otros se alimentan de plagas y ayudan a la sanidad de los cultivos. Este bosque nativo también funciona como corredor biológico entre áreas protegidas y zonas productivas, y representa una reserva de recursos genéticos y medicinales”, asegura convencido.
En este sentido, agregó: “Reduce la erosión de la costa y mejora la calidad del agua. Aporta a la resiliencia de las forestaciones. Conservar este bosque nativo posibilita acceder a mercados de carbono, a certificaciones de gestión forestal sostenible y a otros incentivos por buenas prácticas. Por último, pero no menos importante, forma parte de la identidad cultural y paisajística del Delta. Es clave para su turismo”.
HORIZONTE SUSTENTABLE
Hace décadas que las forestaciones son claves para comunidades y empresas de las islas del Delta. Por eso, para Borodowski es esencial generar información que permita incorporar la conservación en las plantaciones forestales.
Con miras a conocer el impacto de los manejos actuales en la biodiversidad, el equipo de la FAUBA relevó las especies vegetales en distintos ambientes productivos.
Hasta el momento, entre los sauces y álamos, las que más aparecen son especies exóticas como la zarzamora, el ligustro y el lirio amarillo; en los pastizales ganaderos y en los silvopastoriles, especies herbáceas nativas. Esta información permitirá diseñar manejos más sustentables.
El especialista resaltó que ya lograron consolidar una red de cooperación entre instituciones técnicas, ambientales y productivas. “La integramos la FAUBA, el INTA Delta, la Fundación Humedales, la Fundación Germinar y empresas y productores forestales y ganaderos del Delta”, confirmó.
“La colaboración nos permite definir líneas de acción conjuntas, aprovechar las experiencias que trae cada organización y fortalecer una visión regional sobre la restauración y el manejo sustentable del territorio”, ponderó.
Y a modo de cierre, el docente añadió que a futuro van a estudiar los servicios ecosistémicos que brindan diferentes ambientes del Delta —como la captura de carbono y la regulación hídrica— y que en la FAUBA van a seguir impulsando actividades de investigación, docencia y vinculación orientadas a fortalecer la gestión forestal sostenible.






