Por Nicolás Omar Rios
Había rumores, prevalecian señales y qué por lo bajo se nombraba una bebida que hallaba sentidos en lugares yacentes a la creatividad, pasión y bohemia, desde allí se fundó un brebaje más que mágico prometía el misticismo en ArchiGin. Viajé hasta Paraná correspondiendo a la historia a continuación:
En una velada y entre amigos surge el desafio de proponer hacer el mejor Gin del que ya habían probado, fueron meses de intensiva búsqueda de combinar sabores para perfumar algún que otro paladar en misma sintonia.
En breve charla con Maximiliano "Machi" Hernández me expresó poeticamente lo siguiente: “No vendemos gin; vendemos una experiencia artística”, en un silencio posterior encontramos la justificación de dichas palabras tras un brindis al mejor sabor de un Gin Tonic sin precedentes.
La reunión fue en Archicofradía, una casa adoptando arte pordoquier en plena peatonal San Martín de la ciudad capitalina entrerriana; murales, obras en paredes, aquellas que aún resistían ser colgadas pero ahí estaban cumpliendo su rol; existiendo.
A casi un año de su fundación cuando Machi Hernández, Ignacio Ghiggi y Hernán Arrúa crearon Archi Gin, cuya nota distintiva no está tanto en el enebro, la lavanda o los cítricos, sino en la musa inspiradora: los artistas locales en las expresiones silenciosas.
Actualmente dicha y producción la están realizando en una fábrica establecida en Oro Verde sin perder esa esencia por nacer y seguir impulsado este emprendimiento joven con sello entrerriano sobretodo de artistas.-