La apicultora entrerriana que convirtió la adversidad en la mejor miel del país

Oct 15, 2025

Con esfuerzo, perseverancia y el motor inquebrantable de sus hijos, Mónica Alonso logró transformar el dolor en un proyecto de vida. Productora de miel en Paraná, Entre Ríos, atravesó la pérdida de su marido en 2008, cuando sus hijos tenían apenas 13 y 7 años. “Pasé tres meses muy difíciles, pero un día mis hijos […]

Con esfuerzo, perseverancia y el motor inquebrantable de sus hijos, Mónica Alonso logró transformar el dolor en un proyecto de vida. Productora de miel en Paraná, Entre Ríos, atravesó la pérdida de su marido en 2008, cuando sus hijos tenían apenas 13 y 7 años. “Pasé tres meses muy difíciles, pero un día mis hijos me sentaron y me dijeron: ‘mamá, hay que seguir, estamos vivos’. Ese fue el golpecito en la cabeza que me impulsó a arrancar el motor y no parar más”, relató emocionada en diálogo con Cadena 3.

El camino no fue sencillo. Alonso enfrentó la pérdida de colmenas, la enfermedad de su hija adolescente y las dificultades propias del campo, donde —como explica— entre un 80% y un 85% de la producción depende del clima. “En todos estos años me quedé sin colmenas, me quemó el sol las colmenas en el norte, viajaba sola de madrugada en colectivo para llegar al monte, y muchas veces volvía con las manos vacías. Pero siempre pensaba en el objetivo y en el sueño que uno quiere cumplir. ¿Sabés qué es esa energía? Trabajar en lo que uno ama. Y la vida es hoy”, resumió.

Ese esfuerzo se tradujo en reconocimiento. Su emprendimiento Mieles Nativa fue distinguido en Caminos y Sabores como la Mejor Miel del País y, este año, también recibió un premio en la Rural de Palermo. “Cuando nombraron nuestra miel como la mejor del país, se me olvidaron los 52 grados de temperatura en el norte, las veces que quedé tirada en la ruta o sin un peso en el bolsillo. Dije: la pucha, que vale la pena estar vivo”.

Hoy, Mónica produce nueve variedades —desde miel de algarrobo hasta de eucaliptus y monte nativo—, todas registradas y elaboradas con lo que ella define como su fórmula secreta: “Nuestra miel siempre es producida con un amor y una pasión que, creo, realmente en síntesis son mi vida. Cuando voy con mis hijos al campo y se ponen el traje para trabajar conmigo, el corazón me explota de alegría”.

Lejos de quedarse con lo logrado, sigue mirando hacia adelante y deja un mensaje inspirador: “Mi vida es el monte, mi vida es producir miel. Y mi mensaje para las mujeres es que se puede. Este siempre fue un trabajo de hombres, pero se puede. Todos los días que abrimos los ojos es una nueva oportunidad, y hay que ir atrás de lo que nos hace felices”.

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