“Siento que se tenían que encontrar”, dice Agustina Rey (27) mientras recuerda la peregrinación a Luján junto a su sobrina Roma, de 9 años, y Rocío, abuela de la menor. La familia, oriunda de La Plata, salió de General Rodríguez en plena madrugada del sábado. Pero lo que parecía una caminata más se convirtió en una historia de lealtad, ternura y destino.
Roma peregrina "desde la panza de su mamá", y esta vez la acompañaron Agustina y su abuela. Apenas dieron los primeros pasos, un perro comenzó a seguirlas y pronto se convirtió en el compañero inseparable de la niña durante todo el trayecto.
Arrancaron a las 2.45 y llegaron a Luján pasadas las 7. “En todo el camino, Roma caminó con el perro. Entre ellos se daban fuerzas y ver eso, me daba fuerzas a mí también para poder llegar", cuenta Agustina en una charla con Clarín. La historia se volvió viral después de que ella subiera un video a TikTok, que ya suma más de 3 millones de reproducciones.
La gente que las cruzaba se detenía. Les preguntaban si el perro era suyo, y ellas respondían que no. Sin embargo, cerca de las 5 de la mañana, Roma ya le había puesto nombre: "Luján". Algunos peregrinos les ofrecían agua y comida para la caminata, pero el animal solo quería estar al lado de la niña.
Después de más de 20 kilómetros recorridos, la llegada a la Basílica fue emocionante. “Entramos con el perro al lado. Teníamos miedo, pero él se portó muy bien. Se sentó al lado de Roma. Vimos la misa y después nos acercamos a bendecirnos, también lo bendijeron a él con nosotras”, cuenta la joven.

La vuelta inesperada
Después de la ceremonia, Agustina, Roma y Rocío se reencontraron con la madre de la niña y sus tías, que también habían participado de la peregrinación, pero habían salido desde un punto más lejano. Juntas descansaron un rato antes de tomar el micro de regreso a La Plata. Entre la multitud, perdieron de vista al animal, pero "Luján" se las ingenió para regresar solo hasta la terminal.
La vuelta fue casi tan sorprendente como la caminata. Roma y su mamá viajaban en un colectivo, mientras que las demás lo hacían en otro. “Cuando Roma sube a su micro, el perro se subió con ella y lo bajaron. Nosotras lo vimos y no sabíamos qué hacer”, recuerda Agustina.

Pasados diez minutos
"Luján" volvió a subirse, pero esta vez al ómnibus donde estaban su abuela y Agustina, sin que nadie lo llamara. Se acomodó a su lado como si supiera que ese sería su lugar. El chofer preguntó amablemente si querían llevárselo, y la abuela respondió que sí: “Se lo íbamos a llevar a Roma".
El emotivo reencuentro entre Roma y Luján
Cuando la niña llegó a su casa, "Luján" la esperaba ansioso, listo para comenzar su nueva vida junto a ella. “Sin dudas, siento que se tenían que encontrar. Nuestra familia está feliz, se ríe, y los amigos no paran de preguntarnos qué pasó”, asegura Agustina.
"Cuando apareció en el micro, supimos que sí o sí teníamos que llevarlo. Roma había perdido a Rocky, su perro y compañero de toda la vida, hace apenas 15 días. Fue algo muy loco, y como familia estamos muy contentos por todo lo que pasó en esta caminata”, concluye la joven.